lunes, 1 de septiembre de 2008

Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos,
en Él, tengan vida, nos lleva a asumir evangélicamente y
desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen
a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con
los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano. El
amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su
vida en cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el
Señor en todos sus gestos de misericordia, requiere que socorramos
las necesidades urgentes, al mismo tiempo que colaboremos
con otros organismos o instituciones para organizar estructuras
más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge

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