viernes, 26 de septiembre de 2008


Los discípulos de Jesucristo se saben interrogados por estas cuestiones, las llevan también dentro de su corazón y quieren comprometerse, junto con todos los hombres, en la búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia personal y social. Contribuyen a esta búsqueda con su testimonio generoso del don que la humanidad ha recibido: Dios le ha dirigido su Palabra a lo largo de la historia, más aún, Él mismo ha entrado en ella para dialogar con la humanidad y para revelarle su plan de salvación, de justicia y de fraternidad. En su Hijo, Jesucristo, hecho hombre, Dios nos ha liberado del pecado y nos ha indicado el camino que debemos recorrer y la meta hacia la cual dirigirse. (Compendio Doctrina Social de la Iglesia. 17)

lunes, 1 de septiembre de 2008

Reflexión personal del Padre Hurtado escrita en noviembre de 1947
Comienza por darte. El que se da, crece. Pero no hay que darse a cualquiera, ni por cualquier motivo, sino a lo que vale verdaderamente la pena: Al pobre en la desgracia, a esa población en la miseria, a la clase explotada, a la verdad, a la justicia, a la ascensión de la humanidad, a toda causa grande, al bien común de su nación, de su grupo, de toda la humanidad; a Cristo, que recapitula estas causas en sí mismo, que las contiene, que las purifica, que las eleva; a la Iglesia, mensajera de la luz, dadora de vida, libertadora; a Dios, a Dios en plenitud, sin reserva, porque es el bien supremo de la persona, y el supremo Bien Común. Cada vez que me doy así, sacrificando de lo mío, olvidándome de mí, yo adquiero más valor, un ser más pleno.
Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos,
en Él, tengan vida, nos lleva a asumir evangélicamente y
desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen
a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con
los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano. El
amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su
vida en cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el
Señor en todos sus gestos de misericordia, requiere que socorramos
las necesidades urgentes, al mismo tiempo que colaboremos
con otros organismos o instituciones para organizar estructuras
más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge
La misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una
destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las
dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes
de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño.